Desde los siglos XIII y XIV se observa un desarrollo de las ciudades, que proseguirá activamente en los siglos siguientes. la vida urbana implica el desarrollo de la burguesía, del comercio y de la industria y, con ello, la ruina paulatina del sistema feudal basado en la economía agraria. Paralelamente se va creando la conciencia de pertenecer a comunidades mayores y se aspira a depender de una autoridad que no sea local, el rey.

Los grandes burgueses (patriciado urbano) con el propósito de emular los lujos y

refinamiento de la nobleza, encargan y promueven obras de arte, se rodean de sabios, escritores y artistas sobre los que ejercen un fecundo mecenazgo. De ahí que los aspectos más característicos de la cultura renacentista aparezcan marcados fuertemente por la mentalidad burguesa. Muestran un intenso vitalismo y un espíritu mundano como corresponde a un grupo social estrechamente apegado a los asuntos terrenos. 

En ese sentido puede hablar en el Renacimiento de una secularización de la cultura. Se exalta todo lo humano. Se confía en que el hombre puede conseguir una vida mejor, puede medrar, cosa que se opine a la rigidez estamental medieval. 

Se afirma que el hombre es la medida de todas las cosas y que el mundo puede ser organizado armónica y racionalmente a la medida del hombre. Igualmente se proclama la confianza en el poder de la razón para penetrar en los secretos del universo y conocer la verdad. A los viejos criterios de autoridad, se opone ahora un agudo espíritu crítico y una insaciable curiosidad. De ahí que el Renacimiento sea la época de los descubrimientos geográficos y del arranque de la ciencia moderna.